26.1.08

EL ORIGEN DE LAS COFRADÍAS DE SEVILLA



El origen de muchas de las cofradías está ligado a la organización gremial del Medioevo ya que cumplían funciones de tipo asistencial y benéfico, además del propiamente religioso. También se crearon cofradías para agrupar a las personas de una misma etnia (negros, gitanos, mulatos) o para reunir a personas nacidas fuera de la ciudad (vallisoletanos, catalanes, genoveses) pero siempre con el matiz de ayuda mutua entre sus miembros. Así, por ejemplo, el cardenal Gonzalo de Mena, protector de la población negra que había en Sevilla en 1393, les autorizó una hermandad de gloria titulada de Nuestra Señora de los Ángeles, para que se agruparan en torno a ella y tuvieran hospital para el socorro de los de su raza. Después de esa primitiva fundación surgiría la hermandad de penitencia que todavía permanece.
Una de las cofradías más antiguas y merecedora de ese nombre es la de Jesús Nazareno, conocida como la del Silencio, fundada en 1340 y cuyas primeras Reglas aprobadas por el arzobispo Nuño datan de 1355. Más antigua parece ser la del Santo Entierro, fundada según una tradición a raíz de la aparición de una escultura de un Cristo Yacente en los días de la conquista de Sevilla en 1248 por san Fernando, que ingresaría como hermano en dicha hermandad. Sea o no cierta esta tradición, no se la puede considerar como cofradía en aquellos momentos. Lo más parecido a las cofradías serían las procesiones de disciplinantes, de moda en la Baja Edad Media por influjo de las grandes calamidades que azotaban Europa (pestes, hambrunas, epidemias) para impetrar la misericordia divina, a las que contribuyeron las predicaciones del fraile dominico san Vicente Ferrer.
Es posible que el ejercicio del Vía Crucis influyera en la forma de procesionar de las cofradías. El Vía Crucis más famoso de Sevilla fue el instaurado en 1521 por Fadrique Enríquez de Ribera, primer marqués de Tarifa y adelantado mayor de Andalucía, tras un viaje a Tierra Santa e Italia realizado dos años antes. Este Vía Crucis se realizaba todos los viernes de Cuaresma, desde su palacio de San Andrés (conocido como Casa de Pilatos tal vez por este motivo) hasta una humilde cruz hoy desaparecida situada en la Huerta de los Ángeles, en la actual calle Luis Montoto, respondiendo su distancia a la que habría en Jerusalén desde el pretorio del gobernador romano hasta el Gólgota, que Fadrique Enríquez había medido en varas castellanas. Posteriormente, este Vía Crucis se prolongó en 1630 por Fernando Enríquez, tercer duque de Alcalá, para llegar hasta el humilladero de la Cruz del Campo, tras hacer algunas variaciones en las estaciones y en las medidas de las mismas. Otros Vía Crucis iban a la Cruz del Rodeo, así llamada porque allí daban la vuelta las cofradías, que estuvo ubicada en la actual Alameda de Hércules, donde hoy se halla la capillita del Carmen; las cofradías de Triana hacían estación en ermitas del arrabal o en Santa Ana. En definitiva, las primeras cofradías hacían estación a un humilladero, iglesias, conventos u otros templos, sin distinción entre hermanos y hermanas cofrades.

Jesús Luengo Mena

20.1.08

LA PLAZA DE SAN FRANCISCO


La plaza de San Francisco tiene categoría de Plaza Mayor de la ciudad desde el siglo XIII, con la conquista de Sevilla por Fernan­do III (1248).
La imagen de plaza porticada la mantuvo hasta la primera década del siglo XX, si bien des­de 1858 existían proyectos para acabar con los soportales, con el pretexto de ali­near la acera entre las calles Chicarreros y Hernando Colón. Al final se derribaron los soportales y no se alineó la plaza, en bene­ficio de los propietarios. La plaza tuvo fuente desde 1416, reno­vada en 1578, 1717 y 1850, cuando la pri­mitiva pila llamada de Mercurio fue susti­tuida por la del Pato, hasta 1881 en que fue trasladada a la Alameda de Hércules. En 1977 volvió la fuente de Mercurio a ser instalada delante del Banco de España.
La plaza fue enlosada en 1432, empedrada en 1576 y adoquinada en 1866. Tuvo luz de gas en 1891, y eléctrica desde 1902. Entre 1910 y 1927 hubo dos kioscos de agua en el cen­tro de la plaza, que también sirvieron de control para el servicio de tranvías. Las aceras se construyeron entre 1907- 1918. La plaza de San Francisco registró trece cambios de nombres entre 1812 y 1980, aunque siempre fue llamada de San Francis­co por el pueblo, al margen de avatares políticos. Así, podemos reseñar sus distintos nombres: Constitución en 1812, 1820, 1835, 1840 y 1874; Fernando VII, en 1814; Rey, en 1823; Isabel II, en l833 y 1836; Li­bertad, en 1873; República, en 1931; Falange Española, en 1936; y de San Francisco, desde 1980, como lo había sido desde el siglo XIII hasta 1812.
En esta plaza se halla enclavado el poder civil de la ciudad: Ayuntamiento y en tiempos pretéritos la Audiencia, hoy sede de Cajasol. Ambos edificios son del siglo XVI, aunque con numerosos añadidos posteriores.
Jesús Luengo Mena

12.1.08

LA CAPILLA DEL MAYOR DOLOR, SEDE CANÓNICA DE LA HERMANDAD DE JESÚS DESPOJADO. PATRIMONIO II


Seguimos en este artículo describiendo el patrimonio de la capilla.
En el presbiterio se encuentran, en sendas repisas, imágenes de santa Basilisa en la zona del Evangelio y de san José con el Niño en brazos y la vara floreada como es su iconografía tradicional en el lado de la Epístola, imágenes que pertenecieron al retablo y que ocupaban las repisas del primer cuerpo en los lugares donde hoy están San Juan y la Virgen respectivamente pudiéndose fechar a fines del S. XVIII. Debajo de Santa Basilisa hay una imagen de santa Genoveva Torres, fundadora de las Madres Angélicas, obra del imaginero Agustín de la Herranz Matorras y enfrente un retrato de la Virgen de los Reyes, patrona de la archidiócesis sevillana. Un zócalo de azulejos de arista salido de los alfares trianeros rodea el presbiterio hasta la altura de 2,10 m. En el presbiterio una puerta en el muro del Evangelio da acceso a la sacristía y otra en el lado opuesto se abre a una pequeña dependencia.

Ya en la nave en el muro del Evangelio se encuentra un lienzo copia de Murillo representando a la Sagrada Familia que forma pareja con otro situado enfrente que es otra buena copia murillesca de San Antonio abrazado al Niño Jesús y cuyos originales se encuentran en la National Gallery de Londres y en el Museo de Bellas Artes sevillano respectivamente[1]. El copista del San Antonio ha omitido la nube de ángeles que aparecen en el original del Museo sevillano, procedente del convento de Capuchinos y de igual forma el lienzo de la Sagrada Familia (Las Dos Trinidades es su nombre auténtico) omite la parte superior en la cual se ve a Dios Padre rodeado de ángeles y a la paloma que simboliza el Espíritu Santo. El original de este cuadro fue propiedad de don Carlos Francisco Colarte, Marques de Pedroso y se pintó en Cádiz. Las copias, de excelente factura, se encuentran enmarcadas en marcos de yeso dorado citándolos ya Gestoso en la descripción que hace de la capilla[2]. Estos cuadros tenían antes de la instalación de la Hermandad en la capilla unos retablos propios a ambos lados de la nave, retablos que fueron ocupados por las imágenes titulares de la Cofradía al tomar posesión de la capilla.

Al final del muro del Evangelio se abre una puerta que comunica la capilla con la actual Casa de Hermandad y sobre ella existe una Cruz con Sudario, que antes ocupaba el nicho central del retablo por detrás de la Virgen del Mayor Dolor.

En los pies de la nave, además de las lápidas con inscripciones relativas a la historia de la capilla ya citadas y transcritas, se hallan en la actualidad un cuadro con santa Ángela de la Cruz y al otro lado un cuadro de san Antonio María Claret como recuerdo de la Comunidad claretiana, anterior propietaria de la capilla. Sólo queda por citar al final del muro de la Epístola un magnífico grupo de Santa Ana enseñando a leer a la Virgen. Sobre una repisa aparece la imagen de Santa Ana representada como una mujer mayor, con semblante serio y facciones duras y a la Virgen niña que está en actitud de leer un papel en el que se adivina la frase “Amar a Dios sobre todas las cosas”. Este grupo ocupó un lugar en el retablo, concretamente donde hoy se venera a la Virgen del Mayor Dolor y se puede fechar en una época posterior al retablo. También al comienzo de la nave de la Epístola existe una lápida, descubierta el 18 de septiembre de 2005 al término de la Función Solemne que remataba el triduo a la Virgen de los Dolores y Misericordia y que reza así:

IN MEMORIAM
ANH D. ANTONIO FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ
REORGANIZADOR, HERMANO MAYOR
Y PRIMERA MEDALLA DE ORO DE LA HERMANDAD
A LA QUE DEDICÓ TODA SU VIDA
Sevilla, 13 de febrero de 2005

Unas sencillas cruces de madera señalan en los muros de la capilla las estaciones del Vía Crucis.

Terminamos este apartado haciendo la observación de que las diferentes restauraciones llevadas a cabo han alterado el aspecto primitivo de la capilla. Aparte de la nueva disposición de las figuras en el retablo ya comentada para que los Titulares ocupen un lugar preferente y en donde llegó a figurar una imagen del Sagrado Corazón de María en los años en que la Comunidad cleretiana ocupó la capilla, al llegar la Hermandad hubieron de hacerse obras de adaptación y restauración por el mal estado en que se encontraba. Para que la Cofradía pudiese salir se suprimió un cancel de entrada de madera que ocupaba el lugar inferior del coro y que daba cobijo a dos huecos para confesionarios. El coro de los pies tenía tal función con una barandilla de madera. Antes de la restauración efectuada entre los años 1990 y 1991 existía en el presbiterio, que fue la zona más reformada, un hermoso púlpito de rejería en el lado del Evangelio y dos pequeñas tribunas con celosías de madera que daban a ambos lados del presbiterio, hoy desaparecidas, así como una falsa linterna en la bóveda presbiterial. También existieron dos tribunas a los pies de la nave como las del presbiterio, en la nave aparecían seis lunetos y otros dos en la zona del coro rodeando toda la capilla un zócalo de azulejos sustituyéndose la solería del templo por la actual. Las lápidas con inscripciones estaban en los muros laterales de la nave, a los pies.

De igual forma el retablo se ha adaptado para que las imágenes titulares ocupasen sitios preferentes variando la iconografía original como ya hemos dicho y la primitiva puerta de madera de entrada a la capilla se sustituyó por la metálica actual al mudarse allí la Cofradía. Sólo resta por decir que la capilla, aunque no se aprecie desde el exterior, tiene la cabecera y parte de los muros perimetrales exentos, dando al patio interior de la casa colindante.
[1] Ambos cuadros participaron del 15 al 31 de marzo de 1984 en una exposición celebrada en la Sala de Exposiciones del Monte titulada “Tesoros ocultos de las Hermandades sevillanas”. El San Antonio mide 2.26X1.92 m y la Sagrada Familia 2.30X1.76 m.
[2] GESTOSO Y PÉREZ, José: Op. cit pag 453.


Jesús Luengo Mena

11.1.08

LA CAPILLA DEL MAYOR DOLOR, SEDE CANÓNICA DE LA HERMANDAD DE JESÚS DESPOJADO. PATRIMONIO I


José Gestoso a fines del S. XIX describe la capilla como “pequeña, con sencillas molduras” y del retablo nos dice que “contiene las figuras de San Miguel, San Fernando, Santa Gertrudis, San José, Ntra Sra del Mayor Dolor y San Juan Nepomuceno[1]”. Todas las figuras citadas se conservan actualmente en la capilla algunas cambiadas de lugar salvo el San Juan Nepomuceno, que se desconoce su paradero. Esta figura debió ocupar la hornacina del segundo cuerpo del retablo, donde hoy se venera a la Virgen del Mayor Dolor. También es de hacer notar que a la imagen de Santa Gertrudis también se la nombra como Santa Basilisa, tal como los padres claretianos ponen al hacer inventario de la capilla. Dada que su iconografía no presenta ningún elemento clarificador nosotros daremos por bueno el nombre que los claretianos le adjudican y que ayuda mejor a la comprensión del mensaje iconográfico que tenía el retablo en su disposición original.

La capilla presenta al exterior una fachada muy simple, con una portada de regusto clasicista estructurada en dos cuerpos: en el inferior se encuentra la puerta de acceso, adintelada y flanqueada por dos pilastras de orden dórico sobre las que se levanta un entablamento con su arquitrabe, friso con seis triglifos más uno central ondulado y seis metopas cuatro de las cuales tienen decoración romboidal rematando una simple cornisa todo ello de material pétreo. En el segundo cuerpo, sobre la cornisa y apoyándose en ella se eleva un frontón partido rematado por pirámides de ladrillo en medio del cual se abre una ventana flanqueada por pilastras de orden jónico sobre pedestales. Por encima de la ventana aparece un arco de medio punto rebajado rematado por tres pináculos con decoración de jarrones cerámicos a modo de acroteras adosados al muro con decoraciones en blanco y azul. Una elegante espadaña muy airosa con un solo hueco flanqueado por pilastras de orden romano decoradas con cuadrados y rombos para la única campana que soporta remata la portada. Esta espadaña queda a su vez rematada por un frontón semicircular con dos jarrones de cerámica exentos a los lados y al centro Cruz de hierro y una veleta. La fachada aparece pintada de blanco y a ambos lados de la puerta se hallan sendos azulejos representando a los Titulares colocados en febrero de 2007, para conmemorar los 25 años de residencia de la hermandad en la capilla. Son obra de Cerámica Jaén, taller de Miguel Góngora. Dos sobrios faroles iluminan la puerta de acceso al templo que consiste en una puerta metálica con dos escudos de la Hermandad.

El interior de la capilla es de reducidas dimensiones presentando una única nave con planta de salón. Aparecen dos zonas bien diferenciadas: la nave, que se cubre con una bóveda de cañón rebajada con arcos fajones y con coro alto en la zona de los pies (hoy almacén del paso mediante un curioso artilugio que permite bajarlo) y la zona del presbiterio o cabecera, más elevada que la nave, cubierta con bóveda vaída y a la que se accede a través de tres peldaños. Cuatro pilastras adosadas al muro, las dos primeras de orden dórico y de orden jónico las siguientes compartimentan la nave en dos tramos. Sobre las pilastras corre un entablamento con su arquitrabe, friso corrido sin decorar y una cornisa sobre la que voltea la bóveda. Un zócalo marmóreo de color rosáceo recubre el muro de la nave hasta la altura de 1.45 m en sustitución del zócalo de azulejería que tuvo la capilla.
En la zona del presbiterio destaca el retablo, de estilo barroco pudiéndose fechar a fines del S. XVIII, de autor desconocido. El retablo se estructura en banco, dos cuerpos y tres calles. Apoyado en el banco se levanta el primer cuerpo del retablo con un camarín central a modo de templete abierto por el frente y los laterales que se proyecta hacia delante y que rompe el entablamento invadiendo el segundo cuerpo, flanqueado por unos soportes lignarios en la que actualmente se venera la imagen del titular de la Hermandad, Nuestro Padre Jesús Despojado de sus Vestiduras, obra de Antonio Perea Sánchez gubiada en 1939 y que antes ocupaba la imagen de la Virgen del Mayor Dolor, Titular de la capilla. Formando un mismo cuerpo con este templete se encuentran el Sagrario en la zona más baja y sobre el Sagrario aparece el Manifestador trentino enmarcado por columnillas pareadas, lugar hoy ocupado por un Crucifijo debido a los nuevos usos litúrgicos que hacen innecesario tal elemento.

En repisas que van enmarcadas con unas molduras decoradas a partir de motivos vegetales y formas sinuosas en las calles laterales del retablo aparecen a la derecha del Titular la imagen de Nuestra Señora de los Dolores y Misericordia, obra de Antonio Eslava Rubio de 1962 y a su izquierda la imagen de San Juan Evangelista, obra de Juan González Ventura del año 1981. Las repisas van flanqueadas por columnas de orden romano que marcan las calles del retablo con el fuste decorado con una guirnalda en espiral. Antes de la reforma de la capilla ocupaban esos lugares las imágenes de San José y Santa Basilisa respectivamente.

Sobre las columnas del primer cuerpo se levanta un entablamento con su arquitrabe, friso corrido sin decoración y una cornisa sobre la que se apoya el segundo cuerpo. En ese segundo cuerpo en la calle central se abre una hornacina que ofrece a la veneración de los fieles la titular de la capilla, la Virgen del Mayor Dolor, talla barroca de fines del S. XVIII y autor anónimo. La Virgen aparece arrodillada y con las manos juntas en actitud de oración y súplica. Las facciones del rostro, muy bello, son correctas dejando adivinar una profunda pena y compasión por su Hijo. Su cabeza está inclinada hacia la derecha y la mirada la lleva dirigida a lo alto surcando su rostro siete lágrimas dejando ver por la boca entreabierta los dientes superiores. Luce diadema y puñal en el pecho. Iconográficamente representa a la Virgen al pie de la Cruz.

En la calle de la izquierda aparece una escultura de reducidas dimensiones del rey san Fernando con su iconografía tradicional vestido de guerrero con manto imperial, espada flamígera en la mano derecha y bola del mundo en la izquierda y en la calle de la derecha aparece una talla del arcángel san Miguel, también en actitud guerrera con escudo en el brazo izquierdo, escudo que lleva las letras Q C D S (iniciales de su nombre que significa Quien Como DioS) y del que salen rayos de sol faltándole espada flamígera en la mano derecha que debió tener originalmente. Ambas figuras están enmarcadas por estípites y son de la misma época del retablo. Sobre san Fernando hay un óvalo con tres clavos y sobre san Miguel otro óvalo con un martillo, símbolos ambos pasionarios. El remate actual no es el original del retablo ya que tras la restauración se colocó como remate uno correspondiente a los retablos laterales en que se situaban los Titulares. La decoración de rocalla, característica del barroco final, aparece profusamente.

Como interpretación del retablo podríamos decir que en el primer cuerpo en su disposición original estaba dedicado a exaltar la virtud de la castidad, dado que aparecían, además de la Virgen, dos personajes destacados por mantener la castidad incluso dentro del matrimonio. Así aparecía San José, castísimo esposo de María y Santa Basilisa, declarada santa precisamente por mantener la virginidad en el matrimonio con su esposo San Julián. En el segundo cuerpo el mensaje cambia y aparecen dos santos guerreros y nobles: San Miguel, Príncipe de los ángeles, defensor de la Iglesia que expulsa a Lucifer y sus seguidores al infierno y San Fernando, defensor de la Cristiandad que expulsa a los musulmanes de la ciudad que le tiene por patrón y que guarda sus restos mortales. Se pretende hacer un paralelismo claro entre ambos personajes con lo que tienen en común: la defensa de la Iglesia.
[1] GESTOSO Y PÉREZ, José: Sevilla Monumental y artística. Tomo III. Sevilla 1892. Pag 452


Jesús Luengo Mena

5.1.08

LA CAPILLA DEL MAYOR DOLOR, SEDE CANÓNICA DE LA HERMANDAD DE JESÚS DESPOJADO. HISTORIA




La capilla del Mayor Dolor, sita en la sevillana plaza de Molviedro, recibe ese nombre por una imagen de la Virgen con dicha advocación que al parecer perteneció a una Hermandad de gloria que le daba culto en la ermita que existió en ese lugar antes de construirse la actual capilla. El proyecto del edificio según el catedrático Teodoro Falcón bien pudiera haber sido de Pedro de San Martín, a la sazón maestro mayor de la ciudad[1]. Aunque la fecha de construcción no parece clara nos inclinamos a dar crédito al testimonio del analista Matute, por los datos tan concretos que aporta.

Justino Matute nos cuenta que “se edificó nueva y muy decente capilla, con la misma advocación que la antigua, que se estrenó con muy solemnes funciones de misas y sermones el sábado 4 de Setiembre de este año (1779) en el cual y en siguiente domingo 5 permaneció Su Majestad manifiesto, asistido del clero parroquial y música, estando todos sus contorno adornados con varias invenciones de colgaduras y espejos, y muy ricas iluminaciones”[2]. Esta noticia no implica necesariamente que las obras de urbanización del nuevo barrio estuviesen totalmente acabadas en esa fecha. También Arana de Varflora, diez años después de inaugurada, la cita en su Compendio al escribir sobre las ermitas de la ciudad, diciendo: “Nuestra Señora del Mayor Dolor situada en la plazuela de La Laguna, y hecha de nuevo con primorosa fábrica”[3].

La capilla fue mandada construir por don Manuel Prudencio de Molviedro sobre terrenos de su propiedad adquiridos en subasta en 1768 y escriturados el 24 de septiembre de 1782[4]. Se edificó como ayuda a los feligreses de esa zona de la ciudad para que asistiesen a los cultos con mayor facilidad creándose un Patronato al efecto y la construcción de la capilla forma parte de la ordenación que se hizo en la reurbanización de este barrio. Dos lápidas que se encuentran en el interior de la capilla en los pies de la nave nos ilustran sobre la historia de esta capilla. En una de ellas se nos dice lo siguiente:

“ESTA CAPILLA DE NTRA SRA DEL MAYOR DOLOR CON SUS ANEJOS Y TODO CUANTO EN ELLA ECSISTE PARA SU SERVICIO ES PROPIEDAD PARTICULAR DEL EXCMO SR. D. FERNANDO RODRÍGUEZ DE RIVAS GARCÍA DE TEJADA, CONDE DE CASTILLEJA DE GUZMÁN, COMO BIZNIETO DEL SR. D. MANUEL PRUDENCIO DE MOLVIEDRO QUE LA EDIFICÓ EN 1782 PARA COMODIDAD DEL BARRIO DE LA LAGUNA AL MISMO TIEMPO QUE LO HIZO DE LA MAYOR PARTE DE LA CALLE TAMBIÉN DENOMINADA DE LA LAGUNA, PLAZA QUE LLEVA SU NOMBRE DE MOLVIEDRO, EL ANTIGUO PALENQUE Y PARTE DE LA CALLE PIÑONES HABIENDO SIDO CONFIRMADA TAL POR EL GOBIERNO EN 1 DE OCTUBRE DE 1869 DESPUÉS DE RECONOCIDOS SUS TÍTULOS DE PROPIEDAD, Y DE ACUERDO CON LA SECCIÓN DE LETRADOS DEL MINISTERIO DE HACIENDA”.

En la otra lápida reza lo siguiente: “POR ESCRITURA PÚBLICA DEL 14 DE OCTUBRE DE 1938, OTORGADA EN SEVILLA, ANTE EL NOTARIO DE SU ILUSTRE COLEGIO DON EDUARDO FEDRIANI Y FERNÁNDEZ, LA EXCMA. SRA. DÑA. MARÍA ANA DE LA GANDARA, CONDESA Y VIUDA DE CASTILLEJA DE GUZMÁN, COMO ADMINISTRADORA DEL PATRONATO, FUNDADO POR D. MANUEL PRUDENCIO GARCÍA DE MOLVIEDRO PARA EL SOSTENIMIENTO Y CULTO DE ESTA CAPILLA DE NUESTRA SEÑORA DEL MAYOR DOLOR, CEDIÓ TODOS SUS DERECHOS A LA EXCMA SRA. DOÑA CANDELARIA DE ALVEAR GÓMEZ DE LA CORTINA, CONDESA VIUDA DE AGUIAR, RAMA FAMILIAR DEL FUNDADOR, FORMALIZÁNDOSE ESTE CONTRATO POR EXPEDIENTE CANÓNICO Nº 24098 FECHA 20 DE MAYO DE 1942. TERMINARON LAS OBRAS DE RESTAURACIÓN DE ESTA CAPILLA EL 18 DE MARZO DE 1942”[5].

De lo anterior se deduce que en el año 1869 la capilla era propiedad del biznieto de don Manuel Prudencio de Molviedro llamado Fernando Rodríguez de Rivas el cual ostentaba el título de Conde de Castilleja de Guzmán así como que fue don Manuel Prudencio de Molviedro quien fundó un Patronato para el mantenimiento de la capilla. La fecha de edificación de la capilla que cita la lápida hay que retrasarla tres años atrás ya que Justino Matute en sus Anales da detalles de la inauguración en 1779. En el año 1862 se hicieron obras de restauración en la capilla llevadas a cabo por José Portillo, decorándose la capilla con yeserías realizadas por José Pelli. Por el expediente nº 24.098 de la Vicaría General del Arzobispado abierto en el año 1941 a instancias de doña Candelaria de Alvear y de doña María Ana de la Gándara sabemos que con fecha de 12 de marzo de 1925 existía en la capilla una fundación de misas hechas por doña María Luisa García de Tejada que consistía entre otras en la celebración de misas los días 10, 20 y 30 de cada mes lo cual implica que la capilla no estaba abierta el resto de los días[6]. Tras la compra que realiza en 1938 doña Candelaria de Alvear, ésta emprende obras de restauración acabadas en 1942 solicitando al mismo tiempo del arzobispado la fundación piadosa de memoria de misas.
Así, por documento de 6 de junio de 1941 doña Candelaría de Alvear en nombre propio y en nombre de doña María de la Gándara “deseando para la mayor gloria de Dios que la capilla de Nuestra Señora de los Dolores...quede abierta al culto de un modo permanente” solicitan la fundación de 29 misas que ellas sufragarán para que se apliquen por sus intenciones particulares respetando la anterior fundación ya citada de doña María Luisa García de Tejada[7].

Dicha fundación queda aprobada por expediente canónico nº 24.098 de fecha 20 de mayo de 1942 según escrito firmado por don Manuel Rubio Díaz, Vicario General de la Archidiócesis, tal como recoge la lápida transcrita.

El día 17 de enero de 1921 y a petición del sacerdote don Juan Cabello Castilla quedó constituida en la capilla una hermandad bajo el título de Nuestra Señora de los Reyes, con permiso para peregrinar en octubre al santuario de Valme, en Dos Hermanas, cosa que sucedió en una sola ocasión porque se tomó la costumbre de peregrinar a la capilla construida a tal efecto por don José Anastasio Martín en su cortijo de Fuente Quintillo, también en Dos Hermanas por lo que la romería se conoció popularmente por “la de Quintillo”.

En el año 1956 doña Candelaria cede el inmueble a una Comunidad religiosa de los Padres Claretianos, los cuales en el edificio aledaño situaron una comunidad de sacerdotes y su Casa Provincial. Esta Congregación, tras unos años de estancia en ella tenía al parecer pensado derribar la capilla para construir una residencia, al no serle permitido aceptan las gestiones realizadas privada y sigilosamente por don Antonio Fernández en orden a conseguir el compromiso de ceder a la Hermandad de Jesús Despojado la capilla, acuerdo que materializa el gobierno de la Provincia Bética de los Misioneros Claretianos el 7 de diciembre de 1981, un día después de que los hermanos de la Cofradía decidan en Cabildo trasladarse a Molviedro[8].

Por Acuerdo firmado el 17 de diciembre de 1981 el MRP Jesús María Palacios Alcántara, CMF Superior Provincial de la Provincia Bética de los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María y por otro lado don Antonio Fernández Rodríguez, Hermano Mayor de la Hermandad, la Congregación claretiana accede a la petición de cesión de la capilla en usufructo perpetuo y exclusivo con sus imágenes y objetos de culto a condición de que se de culto a la Virgen del Mayor Dolor, que habrá de estar en el centro del retablo como Titular y asimismo se compromete la Hermandad a sufragar una Misa diaria por las intenciones de las fundadoras de la Pía fundación, obligaciones que a los claretianos les habían sido impuestas cuando se les cede la capilla por la anterior propietaria ya que la posesión iba unida a la Fundación Pía destinada a dar culto a la Virgen del Mayor Dolor y a celebrar misa a diario por la intenciones de dichas fundadoras, obligaciones que ellos ahora transmiten a los nuevos usuarios[9].

El 4 de abril de 1982, Domingo de Ramos, la Cofradía salió de San Bartolomé y se recogió en la capilla de Molviedro. El domingo 23 de mayo de 1982 la Hermandad abrió la capilla al culto público en un Función Solemne presidida por don José Ruiz Mantero, párroco del Sagrario. En Cabildo celebrado el 13 de febrero de 1989 se tomó el acuerdo de adquirir a los claretianos la capilla y la casa aneja para que fuera Casa-Hermandad.

A finales de diciembre de 1989 la capilla es cerrada al culto por graves deficiencias en su estructura que ponen en peligro la seguridad de los asistentes a los cultos trasladándose las imágenes Titulares a la vecina capilla de la residencia Tartessos para la tercera edad en ese momento gestionada por la Madres Angélicas debiendo salir la Cofradía desde la parroquia de San Gil. Entre los años 1990 y 1991 la capilla permaneció cerrada por las necesarias obras de restauración. Se reabrió al culto con Solemne Misa el 29 de marzo de 1992.

En el año 1995, siendo Hermano Mayor Manuel Vicedo y don Federico Fernández García ecónomo de la Provincia Bética de la Congregación propietaria de la capilla y casa aneja se formalizó escritura de compraventa de ambos inmuebles pasando la Hermandad a ser propietaria de la capilla y casa aneja para Casa-Hermandad [10] .
Sólo queda añadir a modo de curiosidad que el último capellán que vivió en la Casa-Hermandad fue don Juan Cabello Castilla, beneficiado de la catedral y miembro de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras[11].

[1] FALCÓN MARQUEZ, Teodoro: Sevilla penitente, Tomo I, Pag 222, Editorial Gever, Sevilla,1995
[2] MATUTE Y GAVIRIA, Justino: Anales eclesiásticos y seculares de la Muy Noble y Muy Leal ciudad de Sevilla, Tomo II, pag 299Sevilla, 1887.
[3] ARANA DE VARFLORA, Fermín: “Compendio Histórico y Descriptivo de la Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Sevilla”. Sevilla, 1789. Pag 73.
[4] CARRERO RODRÍGUEZ, Juan y GARCÍA LUQUE, Francisco: “Enciclopedia de la Semana Santa de Sevilla”. El Correo de Andalucía. Volumen 11, pag 62.
[5] En el archivo de la Hermandad se conserva primera copia literal de la escritura de compraventa de la finca nº 30 de la calle Castelar esquina a Plaza de Molviedro entre la Excma. Sra doña María Ana de la Gándara y Plazaola, Condesa viuda de Castilleja de Guzmán y la Excma. Sra doña Candelaria de Alvear y Gómez de la Cortina, Condesa viuda de Aguiar. La venta se fijo en 65.000 Ptas. en metálico.
[6] Las otras obligaciones eran las de costear cuatro arrobas y media de aceite para la lámpara del Santísimo y celebrar cada el año el septenario de San José, con Función el día 19 con los correspondientes sermones. Para tal fin doña María Luisa de Tejada y Gayto había dotado a la fundación con un capital de 26.500 ptas nominales de la Deuda Pública interior al 4% que posteriormente incrementó con 4.300 ptas más, según consta en el Expediente 3.105 de la delegación de Capellanías. En la Casa Hermandad se conserva un cartel de culto de un septenario a San José del año 1924 que predicó don José de Vides Sacristán, párroco en aquellos años de San Pedro y San Juan de la Palma.
[7] En el expediente 24.098 de la Vicaría se encuentran las condiciones y las cantidades que las ilustres damas aportan para la Fundación: 40.000 ptas doña María Ana y 27.500 ptas doña Candelaria siendo 18 misas por las intenciones de la primera citada y 11 por doña Candelaria. Posteriormente doña Candelaria aporta 24.000 Ptas. más por lo que se procede a una nueva redistribución proporcional de las misas y por fin en 12 de marzo de 1949 doña Candelaria, como patrona de la capilla, aumenta el capital fundacional en 302.000 Ptas. a fin de que el culto quede garantizado y además se rece diariamente el rosario en la capilla y se celebre septenario a la Virgen de los Dolores con manifiesto y sermones.
[8] Según declaraciones de Antonio Fernández al Correo de Andalucía (10 de junio de 1994, Pág. 27 del suplemento La Revista nº 7) otras Hermandades se interesaron por la cesión de la capilla, citando a la de Los Javieres, El Beso de Judas, Las Aguas y la Soledad de San Buenaventura.
[9] El texto de dicho acuerdo de cesión se conserva en los archivos de la Hermandad. Por el mismo documento los claretianos arriendan a la Hermandad la casa aneja que era la del capellán.
[10] La escritura de compraventa se conserva en el archivo de la Hermandad y lleva fecha de 6 de octubre de 1995. El precio fue de 8 millones de pesetas y como condiciones particulares se mantenía la de que la Virgen del Mayor Dolor estuviese en el retablo (no ya en el lugar central) y que se siguiesen sufragando misas diarias por las intenciones de los fundadores además de que la Hermandad solicitara a la autoridad eclesiástica la inclusión de San Antonio María Claret como Titular de la Cofradía y a dedicarle Triduo y Función (esta solicitud se realizó y se está a la espera de la aprobación de nuevas Reglas por el arzobispado). Las dimensiones que fija la escritura son de 133 metros y 65 decímetros cuadrados para la capilla y de 52 metros y 70 decímetros cuadrados la casa aneja, que incluye la sacristía.
[11] En la Revista formativa de la Hermandad de Jesús Despojado nº 8 se publicó un artículo sobre D. Juan Cabello Castilla escrito por su sobrino Eduardo Castilla Castilla y al cual remitimos al lector interesado en ampliar datos sobre dicho personaje.

2.1.08

LA CAPILLA DE LOS MARINEROS




A mediados de la trianera calle Pureza se encuentra la Capilla de los Marineros, sede canónica de la hermandad de la Esperanza, imagen mariana de tez morena a la que los trianeros le profesan una devoción muy especial, y que sirve como seña de identidad del barrio.
La Cofradía, cuyo titulo completo es el de “Pontificia, Real e Ilustre Hermandad Sacramental y Archicofradía de Nazarenos del Santísimo Sacramento y de la Pura y Limpia Concepción de la Santísima Virgen María, del Santísimo Cristo de las Tres Caídas, Nuestra Señora de la Esperanza Coronada y San Juan Evangelista” es el resultado de la fusión de otras tres. La más antigua es la Hermandad de Nuestra Señora de la Esperanza, fundada en la parroquia de Santa Ana en 1418 vinculada al gremio de los ceramistas. En 1542 se fusionó con la de San Juan Evangelista, del gremio de los pescadores uniendo así las dos profesiones más características del castizo arrabal trianero: la cerámica y la pesca. Por otro lado, en 1608 el clérigo Francisco de Lara fundó en el convento de las mínimas de Triana una hermandad con el título de la Exaltación o Invención de la Santa Cruz y Nuestra Señora de la Salud. Dado que la advocación de Exaltación ya existía y al oponerse otras cofradías a este uso del Título, especialmente los del Silencio, por el uso de túnicas y cruces similares a las que ellos llevaban y para evitar duplicidades el provisor dispuso que se cambiase la advocación, pasando a llamarse desde su año fundacional de las Tres Caídas. La formaban especialmente marineros y gentes de la mar. Muy pronto, en 1616, se fusionó con la de Nuestra Señora de la Esperanza y San Juan Evangelista, formando una sola residiendo en el convento-hospital del Espíritu Santo.
Ha tenido numerosos cambios de sede, siempre en Triana: en 1621 residía en el desaparecido convento del Espíritu Santo de clérigos regulares del Espíritu Santo, donde obtienen una capilla llamada de San Cayetano. De allí pasaron a Santa Ana en 1736 para pasar a la iglesia del convento carmelita de los Remedios debido a los daños sufridos por la parroquia de Santa Ana con motivo del terremoto de Lisboa de 1755. Se mudan otra vez a la iglesia del Hospital de Nuestra Señora de la Encarnación en la actual calle Pagés del Corro en donde se encontraba en 1766 volviendo al Espíritu Santo. Por fin estrenan capilla propia en 1815 en la calle Larga, hoy Pureza, que les fue expropiada en 1868 por la Junta revolucionaria, sacándola a subasta siendo adquirida por dos súbditos ingleses que la dedicaron al principio como templo para el culto de la religión anglicana y posteriormente a almacenes. Se trasladó a San Jacinto y en 1962 volvió a su capilla de los Marineros, que ahora glosamos.
Por lo que respecta a la fachada que da a la calle Pureza, consta de un gran lienzo en cuya parte inferior se abre una puerta adintelada, con alfiz superior quebrado, sostenido por pilastras toscanas. Sobre ellas un dintel, encima de él un frontón curvo partido con unos pináculos en las esquinas. En el centro del frontón una hornacina con una Inmaculada moderna, obra de Antonio Illanes de 1962. La hornacina se remata con un frontón mixtilíneo sobre el cual hay una serie de óculos polilobulados. La fachada se remata por una espadaña de tres vanos con jarrones de cerámica cruz y flores de forja.
El interior de la Capilla de los Marineros es de gran sencillez: una única nave y una capilla en el lado de la Epístola, aparte de presbiterio y coro a los pies. La techumbre es de madera siguiendo el modelo neomudéjar. Fue adquirido en 1961, tras ser adquirido al antiguo colegio de Villasís. Colgada del techo luce una magnífica lámpara procedente del desaparecido Café Britz1.

Al fondo del presbiterio figura el magnífico retablo mayor, procedente del convento de la Merced de Osuna. Es obra documentada de Francisco María de Ceiba fechada en 1717. Consta de dos cuerpos divididos en tres calles y ático. Se sustenta por medio de estípites. En el camarín central preside la imagen de Nuestra Señora de la Esperanza, que fue coronada el dos de junio de 1984. Es una imagen de Astorga, restaurada y prácticamente rehecha por Antonio Castillo Lastrucci de 1929, ya que el rostro de la Trianera así como sus manos quedaron muy deteriorados en un incendio en 1898.
Junto a la Virgen aparecen en el cuerpo inferior del retablo esculturas de san Pedro Nolasco y san. Ramón Nonato del siglo XVIII. En la parte superior un relieve del Padre Eterno rodeado de san Pedro Pascual y san Pedro Armengol. En la zona del sagrario en el centro Cristo Redentor, con esculturas de santa Bárbara y santa María de Cervelló a los lados. El conjunto queda rematado por el escudo de la hermandad.
En la nave se disponen cuatro retablos. Neobarroco es el retablo dedicado a san Juan Evangelista, con una imagen del Niño Jesús en la parte baja, de la primera mitad del siglo XVIII según los modelos de Juan de Mesa. También en este lado existe un retablo dedicado a la “Coronación de la Virgen”, consistente en un lienzo con ese tema, obra de Manuel Guzmán Bejarano. El cuadro se inspira en el mismo tema de Velázquez.
Otros dos retablos están al lado del Evangelio. Uno es el dedicado a la efigie del Santísimo Cristo de las Tres Caídas, titular de la hermandad y atribuido a Marcos Cabrera (siglo XVII). El retablo es del siglo XVII y procede del convento franciscano de San Antonio de Padua. Aparecen San Telmo y San Antonio de Padua, a ambos lados.
A continuación encontramos el retablo de las Ánimas del Purgatorio con la Virgen del Carmen, obra moderna de 1964 de José Antonio Rodríguez fechada en 1964.
En el edificio lateral de la capilla se encuentras la casa hermandad y exposición de los enseres de esta popular cofradía de la Madrugada sevillana.
1.- El Café Britz estuvo situado en la esquina de Tetuán con Rioja