29.9.06

HÉRCULES Y LAS COLUMNAS DE LA ALAMEDA




Las monumentales columnas que desde el S. XVI sirven de pedestal a las estatuas de Hércules y Julio Cesar proceden de un templo romano de época imperial orientado en dirección este-oeste, hacia la actual parroquia de San Nicolás a la que miraba su frente. El templo era del tipo exástilo próstilo (o sea, con seis columnas en la fachada principal) de las cuales tres permanecen in situ y dos se colocaron en la Alameda por orden del Asistente de la ciudad don Francisco Zapata de Cisneros, Conde de Barajas, en el año 1578, rematándolas con las estatuas de Diego de Pesquera representando a Hércules y a Julio Cesar. La sexta de las columnas fue mandada llevar al Alcázar por orden del rey don Pedro y se partió por el camino en la calle de la Borceguinería (actual Mateos Gago).

Estas columnas romanas procedentes del templo de la calle Mármoles fueron rematadas con unos capiteles corintios restaurados para la ocasión por Asensio de Maeda pudiendo en su origen haber sido labrados en Roma, en el mismo taller que hizo los de la villa de Adriano en Tívoli.

Las dimensiones del templo podrían ser de unos 20 metros de fachada y unos 40 ó 50 metros de largo como parece delatar el actual parcelario de la zona, correspondiendo la calle Mármoles al costado sur mientras que el costado norte quedaría en el fondo del callejón de Gandesa y de otro callejón actualmente desaparecido.

Sobre las columnas es de observar que la basa de la columna situada más cercana a la calle Mármoles es de estilo ática, siendo las restantes (incluidas las de la Alameda) de estilo jónico con lo cual se deduce que la columna de basa ática pertenecía a una de las esquinas del templo (la del ángulo suroriental) habiéndose perdido la perteneciente a la otra esquina de ángulo nororiental.

De la iconografía hercúlea sevillana, tan abundante, quizás el ejemplo más conocido y popular es éste que se nos presenta en la Alameda, obra de Diego de Pesquera fechada en 1574 y que forma pareja con otra del mismo autor representando a Julio Cesar y a los que se les parangona con los monarcas Carlos V y Felipe II representándolos ataviados según la iconografía propia. Tal es la popularidad de Hércules que el pueblo ha bautizado a las dos estatuas como "los Hércules de la Alameda", sin notar que se trata de personajes distintos.

La iconografía elegida por Pesquera no es la más tradicional: Hércules aparece portando en su mano izquierda un escudo que apoya en el suelo llevando la otra mano en la espalda, sujetando la clava y haciendo pareja con Julio Cesar, que adopta una pose similar. La inscripción que existe en la peana de la estatua nos da la clave de la aparición de Hércules en lugar tan destacado.

Dice así: "Al Hércules Augusto Emperador César Carlos V, hijo del rey Pilipo, nieto del rey don Fernando, viznieto del rey don Juan; Piadoso, Feliz, Galo, Germánico, Túrsico, Africano, que mucho más allá de las Columnas de Hércules, dilatada su gloria por el Nuevo Mundo, terminó su imperio con el Océano, su fama con el Cielo. Al héroe sagrado, meritísimo de la República Cristiana, que por su eterna piedad y virtud el Senado y el Pueblo de Sevilla dedican a su sagrada memoria y Magestad.D.D."

Es patente la asimilación de Hércules con la figura de Carlos V, al igual que Julio Cesar se asimila a Felipe II. En el pedestal que sostiene la estatua del romano Julio otra inscripción latina nos lo ratifica: "A la liberalidad de Augusto, a Filipo Segundo, hijo del divo Carlos, nieto del gran Felipe, viznieto del divo Maximiliano, revisnieto del divo Federico; Piadoso, Feliz, Máximo, Católico, Germánico, Francisco, Británico, Bélgico, Índico, Túrsico, en tierra y mar Emperador invictísimo, porque con nuevos ornatos y prerrogativas confirmadas también y dadas de nuevo ilustres leyes municipales, ha aumentado y ennoblecido esta Ciudad, como a óptimo príncipe y de esta Romulense colonia Restaurador amabilísimo, el Cabildo de los sevillanos. D. D."

Asimismo, en el pedestal que sostiene los fustes de las columnas se hallan sendas lápidas en mármol que hacen referencia al Asistente de la ciudad don Francisco de Zapata y a la obra allí emprendida por su iniciativa.

El hecho de que una figura de Hércules junto a la de Julio Cesar presida la Alameda, paseo que fue de los principales en la ciudad, y que en lugar tan emblemático para la ciudad como el Ayuntamiento nos indica que la ciudad le tiene por su mítico fundador. Sobre la puerta de Jerez de la antigua cerca sevillana estuvo colocada una lápida[1] con los versos que resumen la idea que de la fundación de la ciudad tenían nuestros antecesores:

“Hércules me edificó
Julio Cesar me cercó
de muros y torres altas
y el Rey Santo me ganó
con Garci Pérez de Vargas
"

En efecto, los historiadores clásicos de Sevilla (la Colonia Julia Rómula Híspalis romana) reconocen a Hércules como fundador de la ciudad apoyándose a su vez en testimonios más antiguos de Beroso, Diodoro Sículo o del propio Herodoto. San Isidoro y Alfonso X el Sabio en su Crónica General se hacen eco de esa creencia. La presencia hercúlea en Sevilla es mucho más numerosa de lo que se pueda pensar. Pero fundamentalmente es en el S. XVI, en la Sevilla imperial que era puerto y puerta de las Indias cuando el mito de la fundación hercúlea de Sevilla cobra nuevo vigor. Luis de Peraza, Alonso de Morgado, Rodrigo Caro y otros muchos relanzan esta idea en una Sevilla a la que el propio Cervantes, en su famoso Soneto al Túmulo de Felipe II la califica de una nueva "Roma triunfante en ánimo y riqueza".
[1]Hoy se encuentra colocada en el edificio que hace esquina con la cercana calle Maese Rodrigo.

24.9.06

LA HERMANDAD DE JESÚS DESPOJADO


HUMILDE Y FERVOROSA HERMANDAD Y COFRADÍA DE NAZARENOS DE NUESTRO PADRE JESÚS DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS, MARÍA SANTÍSIMA DE LOS DOLORES Y MISERICORDIA, MAYOR DOLOR DE NUESTRA SEÑORA, SAN JUAN EVANGELISTA, SAN BARTOLOMÉ APÓSTOL Y SAN ANTONIO MARÍA CLARET.

RESIDENCIA CANÓNICA: Capilla de Nuestra Señora del Mayor Dolor (Plaza de Molviedro)
HISTORIA.-
Esta hermandad cuenta con una monografía de los historiadores Carlos José Romero Mensaque, Rafael Aranda Barrionuevo y Jesús Luengo Mena, que ha venido a aclarar muchos puntos oscuros de su historia. Tiene un antecedente en la iniciativa frustrada de fundar una cofradía llevada a cabo por unos fieles en la capilla del Rosario de la calle Dos de Mayo figurando entre sus promotores el capellán don Francisco Terrones, pieza clave en los años iniciales. La Hermandad de Jesús Despojado se funda como tal en la parroquia de San Marcos y sus primeras Reglas son aprobadas el 2 de abril del año 1938 residiendo en sus primeros años en la capilla de los Servitas, anexa a dicha parroquia. En sus orígenes está la iniciativa de un grupo de fieles a cuyo frente estaba don José Laborde González, fundador histórico de la hermandad, que comenzaron dando culto a unas imágenes que ya estaban el parroquia de San Marcos y que fueron destruidas por el incendio que sufrió la misma en los sucesos del 18 de julio de 1936. Estas primitivas imágenes eran un Cristo atribuido a Hita del Castillo con iconografía de un Sagrado Corazón y una dolorosa anónima.

Ante esa adversidad los hermanos encargan nuevas imágenes al imaginero don Antonio Perea Sánchez que les entrega la imagen de Jesús en el momento del Expolio (Despojado de sus Vestiduras) fechada en 1939 y que dos años atrás ya había entregado a la hermandad la imagen de una Virgen de los Dolores (bendecida el 12 de diciembre de 1936) y que fue sustituida en 1961 por otra Virgen del imaginero don Antonio Eslava Rubio, encargada por el cofrade y reorganizador de la hermandad don Antonio Fernández Rodríguez que es la que actualmente procesiona bajo palio. Durante algunos años, en San Julián, figuró también como titular una imagen tallada por don Manuel Hernández León.

La primera salida procesional de la hermandad se produce desde la iglesia de Los Terceros debido a que la capilla servita de San Marcos donde residía no permitía la salida del paso por su estrechura. Fue el domingo de Ramos de 1941 sacando sólo un paso con el Cristo Despojado y cuatro figuras que representaban a un soldado romano y tres sayones judíos, uno que le ofrecía vino con miel, otro que le desnudaba y otro en actitud de abrir un hoyo para la cruz, obras de José Sanjuán. Al año siguiente la hermandad sale el Lunes Santo y debido a un presunto comportamiento desordenado que causan algunos nazarenos, es denunciada la misma ante la Vicaría que suspende a su Junta de Gobierno ordenando la formación de una Junta Gestora que, al no llegar a tomar posesión, provocó que la hermandad cayese en decadencia y casi se extinguió. Siguiendo el relato que el historiador don Carlos José Romero Mensaque hace de este asunto parece ser que fue el sacerdote don José Sebastián y Bandarán quien, como delegado del cardenal Segura para fiscalizar el desarrollo de las cofradías, sorprendió a un diputado de la cofradía con otros hermanos bebiendo en una taberna. Indignado y con malos modos instó al Hermano Mayor a que identificara al nazareno en cuestión, al que había desprendido de su capa. El Hermano Mayor, don José Laborde Foyo, se negó a denunciar al presunto hermano infractor, del que además tenía buenas referencias, y la Autoridad Eclesiástica destituyó a la Junta de Gobierno nombrando a una Gestora que no llegó a ejercer como tal. El Hermano Mayor, dolido por la injusticia cometida y la severidad de la sanción se fue desentendiendo de la hermandad que terminó con sus imágenes sin culto, como meros enseres, en la iglesia de San Hermenegildo. Hemos de añadir que en esta época era frecuente tal comportamiento y podríamos citar varias cofradías con ejemplos similares que fueron ciertamente también sancionadas con imposición de gestoras. El problema estribó en que esas otras hermandades gozaban de notable popularidad y de estructuras sólidas y una Gestora en nada o poco afectó a sus actividades, mientras que la de Jesús Despojado apenas estaba comenzando, tenía pocos hermanos y un gobierno en exceso personalista, que, ante la sanción injusta e interesada por elementos eclesiásticos y cofrades, desistió de sus responsabilidades, por lo que la Gestora no tenía viabilidad alguna y ni siquiera pudo tomar posesión.

En el vecino templo de San Julián la hermandad se reorganiza a fines de los años 50 gracias a los desvelos y devoción de don Antonio Fernández Rodríguez el cual encarga la nueva imagen de la Virgen de los Dolores y Misericordia que se bendice el 2 de septiembre de 1962 siendo sus padrinos don Antonio Fernández y su madre. Anteriormente había recibido culto una bella imagen del escultor Manuel Hernández León. En estos primeros momentos es acompañado por Manuel Ortiz Gómez, que había intentado sin éxito una primera reorganización, y otros cofrades.

En el año 1971 se traslada la hermandad a la parroquia de San Bartolomé, en pleno barrio de antigua judería sevillana y ya en el año 1972, el 20 de mayo, la Vicaría le devuelve las Reglas quedando así canónicamente restaurada y como paso previo a la salida procesional, permiso que se les da en 1974 “ad experimentum” para el año siguiente.

No fue, pues, hasta el año 1975 cuando reanuda su salida procesional, esta vez desde la parroquia de San Bartolomé en un Sábado Santo y con un solo paso: Jesús Despojado acompañado por los primitivos sayones más un centurión romano obra de don Luis Álvarez Duarte, un romano obra de don Emilio Pizarro y un sayón negro de Castillo Lastrucci, que era propiedad de la Hermandad de la Esperanza de Triana y hoy ha sido ya devuelto a la misma. Pero sucedió que, al poco de salir, una aguacero les obligó a volver a San Bartolomé, circunstancia que se repitió al año siguiente, refugiándose en el templo del Salvador y regresando después a su templo no siendo hasta el año 1977 en que logra completar su salida procesional, también en Sábado Santo. Ese año estrenó un sayón que hace ademán de abrir un hoyo en el suelo para alzar la cruz, obra de don José Pérez y don Adolfo Castillo. También en el año 1977 concluyó su periodo de fase “experimental” de su Reglas consiguiendo que la Autoridad eclesiástica competente decretará su incorporación al Domingo de Ramos a partir del año siguiente, como así sucedió, gracias a los buenos oficios del canónigo don José Luis Peinado Merchante, Delegado diocesano para las cofradías en la fecha.

En el año 1978 sale por vez primera el Domingo de Ramos, tal como lo hace en la actualidad aprobándose con carácter definitivo sus Reglas el 25 de septiembre y finalizando el periodo de Comisión Gestora que hasta entonces había regido el gobierno de la hermandad. Año importante para la hermandad es el de 1979, año en que por vez primera sale el paso de palio, se elige la primera Junta de Gobierno (hasta ahora era una Comisión Gestora) y el paso de Cristo sale por vez primera con una cuadrilla de hermanos costaleros.

En el año 1981 la Virgen sale acompañada por el san Juan Evangelista encargado al imaginero don Juan Ventura, que lo talló para sustituir a otro anterior de Eslava. Esta hermandad es la única que coloca a san Juan a la derecha de la Virgen porque ha sido su pretensión que figurara al otro lado una imagen de María Magdalena, aunque la iniciativa no cuajó en su momento. Ese mismo año sale por vez primera la Agrupación Musical “Jesús Despojado” tras el paso de misterio. Al año siguiente la hermandad sale por última vez de San Bartolomé y entra en su actual capilla de Nuestra Señora del Mayor Dolor de la plaza de Molviedro.

A partir de su nueva residencia en Molviedro la hermandad entra en una nueva fase de crecimiento y consolidación. Aborda en primer lugar obras de acondicionamiento en su nueva capilla, que es reinaugurada por don José Ruiz Mantero, párroco del Sagrario, el 23 de mayo de 1982. No obstante tiene que seguir afrontando dificultades importantes: en 1984 le es embargado el paso de Cristo por retraso en el pago de obras realizadas en la capilla y en el bienio 1990-91 la hermandad tiene cerrada la capilla por peligro de ruina debiendo salir la cofradía de la parroquia de San Gil cuyo párroco amablemente la acogió y teniendo las imágenes el resto del año en la residencia Tartessos, situada en la misma plaza. Fue objeto del robo de un relicario con reliquias del padre Claret en el año 1993. Pero también la hermandad ha celebrado momentos gozosos, como fue la aprobación de nuevas Reglas (1987) o el Aniversario de las Bodas de Oro fundacionales de la hermandad en 1988, llevando la imagen de Jesús Despojado a la parroquia de San Marcos y celebrando solemnes cultos. En el año 1992 la hermandad aprueba en Cabildo general extraordinario la salida de hermanas nazarenas y en 1995 se otorga escritura de propiedad de la capilla y casa anexa a la hermandad por parte de sus propietarios, los Misioneros Claretianos pasando la hermandad a
ser propietaria de la misma. Eso supuso un esfuerzo importante para la hermandad y especialmente para su Junta de Gobierno presidida por don Manuel Vicedo Durán que se vio obligada a pedir un crédito hipotecario por un elevado importe.

En el año 1998 ha estrenado todo el conjunto de figuras secundarias del paso de Cristo debidos a la gubia del imaginero Ramos Corona, figuras que fueron objeto de unas críticas desmesuradas por parte del responsable arzobispal de arte y patrimonio haciendo vivir también a la hermandad momentos delicados. El mismo imaginero propuso a la hermandad completar el misterio con dos nuevas figuras secundarias (una sayón y una romano), proyecto que se dio a conocer a los hermanos en Cabildo celebrado el 19 de febrero de 2002 aprobándose de momento la incorporación de un sayón con un martillo en actitud de clavar el INRI sobre la cruz. Esa nueva figura se estrenó el 24 de marzo de 2002, Domingo de Ramos. También en el año 2002 se comenzó la nueva etapa del Boletín de la hermandad, ahora convertido en revista formativa de periodicidad semestral pasando a ser dirigida por el hermano don Carlos José Romero Mensaque. El año 2002 don Antonio Fernández Rodríguez Fernández falleció, llevando ese año el palio luto en señal de duelo. A lo largo del año 2003 se celebró, con diversos actos, el XXV Aniversario de la cuadrilla de hermanos costaleros y ese mismo año vio la luz un libro con la Historia y Patrimonio de la hermandad. El Domingo de Ramos de ese año la cofradía, al igual que todas las de ese día excepto La Paz, no pudo realizar su estación de penitencia debido a la lluvia siendo la primera vez en su historia en que se quedó sin salir a la calle. En el año 2004 cumplió 25 años la cuadrilla del paso de palio, celebrándose diversos actos y editándose un cartel conmemorativo, al igual que se hizo con la cuadrilla del paso de misterio. En el año 2005 la Junta de Gobierno decidió abordar la restauración de las bambalinas del paso de palio, así como la elaboración de unas nuevas para la parte externa de las mismas. Este trabajo fue encargado al taller del bordador José Antonio Grande de León. Asimismo ese año la Agrupación musical “Virgen de los Reyes”, heredera de la primitiva de Jesús Despojado, volvió a acompañar con sus sones al paso de misterio de la cofradía. Ese mismo año, al término de la función a la Virgen el 18 de septiembre se descubrió una lápida en la capilla en recuerdo de Antonio Fernández Rodríguez. A la semana siguiente el compositor Francisco Javier Alonso Delgado hizo entrega a la hermandad de la partitura “Dolores de Molviedro”, marcha dedicada a nuestra venerada Titular.
El miércoles 12 de julio de 2006 se recibió en la hdad la imagen de santa Genoveva Torres donada por la Congregación de Madres Angélicas. Tras el traslado de la Residencia Tartessos a la capilla se celebró Misa de acción de gracias, asistiendo la superiora de la Congregación convirtiéndose así en el único templo sevillano que posee una imagen de la santa al culto público.

En definitiva, es una hermandad que tras adquirir en propiedad su capilla de Molviedro y la casa anexa como Casa hermandad parece haber pasado los peores momentos y vive en estos tiempos una etapa de consolidación, crecimiento y proyectos ilusionantes tales como la próxima restauración y acabado del palio de la Virgen y restauración del paso de Cristo. Cofradía popular, Humilde y Fervorosa como indica su Título, muy sufrida y que ha dado un ejemplo de perseverancia y fidelidad a toda la Sevilla cofrade tras haber sufrido tantos infortunios y adversidades.

HERALDICA: Su escudo consiste en cruz latina de oro cruzada en punta por un martillo, sostenida por esfera azur y acompañada por dos cartelas: la derecha representa corazón con los siete puñales de los dolores de la Virgen cargado de escudo mercedario superado por la paloma que simboliza al Espíritu Santo y la de la izquierda que trae atributos de la pasión tales como Corona de Espinas con tres clavos y los tres dados del sorteo de las Sagradas Vestiduras. Por detrás de las cartelas se cruzan escalera de oro y caña con esponja y lanza. Timbra el escudo una corona Ducal y rodea al escudo dos ramas de olivo en oro que se cruzan por debajo de la esfera.

TÚNICAS.- Sus nazarenos visten túnicas de color crema con botones morados y capa y antifaz negros con el escudo de la hermandad y escudo mercedario respectivamente. Usan cíngulo morado a la cintura siendo el calzado zapatos negros y calcetines blancos. En las manos guantes blancos. Sus nazarenos portan cirios color tiniebla en el Cristo y blancos en la Virgen.

LOS PASOS.- El de Jesús Despojado representa el momento previo a la Crucifixión en que Jesús es Despojado de sus Vestiduras, que posteriormente serían sorteadas entre los sayones (Mt 27, 35; Mc 15, 24; Lc 23, 34; Jn 19, 23-24). Los evangelistas sólo relatan el reparto de su túnica sin detallar el momento del Despojo. Cristo aparece rodeado por otras figuras secundarias: dos centinelas romanos y dos sayones que proceden a despojarle de su túnica mientras un tercero le ofrece un cáliz con hiel y otro más procede a clavar el INRI sobre el madero. Los autores de las figuras son: Antonio Perea Sánchez del Cristo y Ramos Corona del resto de las figuras. El estilo del paso es neobarroco tallado por Antonio Martín en 1975 y ebanistería de Bailac Cenizo. Las figuras que decoran la canastilla representan a santos titulares de los templos en que ha residido la hermandad: San Julián, San Bartolomé, San Marcos y San Antonio María Claret por haber pertenecido la capilla del Mayor Dolor a los claretianos. En las capillas de los respiraderos aparecen Santiago, san Gil, san Judas Tadeo y san Juan de Dios, obras todas ellas de José Antonio Navarro Arteaga. El paso se ilumina con candelabros de guardabrisa dorados.

El paso de palio lleva una imagen de la Virgen con la advocación de Dolores y Misericordia, obra del imaginero Antonio Eslava Rubio realizada en 1962 que procesiona acompañada por san Juan en la Vía Dolorosa, en este caso colocado a su derecha, obra de Juan Ventura fechada en 1981. La Virgen tiene seis lágrimas repartidas a partes iguales en cada mejilla y es de caoba. Lleva diadema de plata dorada de Ramón León estrenada en 1987 y su manto es de terciopelo azul sin bordar siendo el palio, bordado en oro, obra de las hermanas Antúnez de 1886 que perteneció a la Hermandad de la Carretería y en terciopelo azul oscuro. Para la Semana Santa de 2007 la Virgen estrenará bambalinas nuevas externas, obra de Grande de León y la restauración del techo del palio y las bambalinas decimonónicas, que ahora pasan al interior. La candelería, jarras y faroles de cola son obra de Orfebrería Santos mientras que los faroles que van entre los varales son de Ríos. Destaca un relicario en oro de ley conteniendo una reliquia de la beata Genoveva Torres, fundadora de las Hermanas Angélicas obra del orfebre Marmolejo y que porta la Virgen en la cintura, una imagen de la Virgen de Escardiel de Villarreal en la delantera del paso y un templete en plata que simula el arco del Postigo con una Inmaculada también en la delantera del palio obra de Marmolejo de 1994. En el año 2004 la Virgen estrenó una magnífica toca de sobremanto, obra del bordador Grande de León, que sigue el diseño del palio.

ANECDOTARIO:

* El llamador del paso de Cristo está formado por figuras de ángeles costaleros, apareciendo uno de ellos llorando por la muerte de un costalero de la cuadrilla en el transcurso de la ejecución de la obra.

* La Virgen de los Dolores y Misericordia, de la Hermandad de Jesús Despojado, es la única de las que procesionan con san Juan bajo palio que lo lleva a su derecha. El motivo estriba en el proyecto inicial de la hermandad en los momentos de su reorganización de que junto a la Virgen procesionara san Juan y la Magdalena, proyecto que finalmente no se llevó a término.

* La Virgen de los Dolores y Misericordia lleva, desde el año 1995, una reliquia de la beata Genoveva Torres, fundadora de la Congregación de Madres Angélicas a la ha estado vinculada la Hermandad de Jesús Despojado por razones de proximidad (ya que las Madres Angélicas dirigían la Residencia de Mayores Tartessos sita en la misma plaza de Molviedro) y por haber albergado la capilla de la residencia Tartessos las imágenes titulares de la hermandad mientras que su capilla de Molviedro estaba en obras.

* La Cofradía de Jesús Despojado de sus Vestiduras pasó por la Campana dos veces en el mismo día y con un intervalo de unas dos horas. Esto sucedió el Domingo de Ramos del año 1998 debido a la lluvia, en el mismo año en que estrenaba cuatro figuras nuevas del paso de misterio de la gubia del imaginero Ramos Corona (fue lo que se dice un estreno pasado por agua). La cofradía, al entrar en Campana y a la vista de que la lluvia arreciaba decidió refugiarse en la iglesia de la Anunciación (sede de la Hermandad del Valle), de la cual salió a las 18.30 para reiniciar la estación de penitencia por su recorrido habitual salvo el trozo de Orfila y Javier Lasso de la Vega, entrando por lo tanto en Campana por segunda vez. La entrada la efectuó hora y media más tarde de lo habitual a pesar de acortar por la calle Arfe en su regreso.

* La imagen de Jesús Despojado fue terminada en la cárcel por su autor, Antonio Perea Sánchez, que estaba preso por motivos políticos acusado de participar en las barricadas que se montaron en la calle San Luis durante la Guerra Civil. En la prisión se le habilitó un taller para que trabajase y el autor afirmaba que le sirvió de modelo para la cara del Cristo la de un condenado a muerte. El motivo iconográfico está inspirado el cuadro del Greco “El Expolio” y le sirvió de modelo el rostro de un preso condenado a muerte llamado Juan de Dios Creagh Arjona. Por cierto que el sacerdote que ocupaba el cargo de director espiritual de los Servitas allá por los años de 1955 llegó a afirmar que las imágenes no podían ocupar un altar en la capilla de los Siervos de María en San Marcos por estar “excomulgadas” ya que habían sido talladas por un comunista en la cárcel.

* El domingo 13 de abril de 2003, Domingo de Ramos, fue la primera vez en toda su historia en que la cofradía no pudo salir de su capilla para la estación de penitencia por causa de la lluvia, aunque ha habido otros años en que debió interrumpirla habiendo iniciado ya su recorrido.
Página web: www.jesusdespojado.org

23.9.06

PILA BAUTISMAL DEL PATIO DE LOS NARANJOS


El Patio de los Naranjos es uno de los pocos restos que quedan de la antigua mezquita aljama de Sevilla y desde el cual se admira la incomparable torre que fue su alminar. Tenía el patio, en palabras del cronista Morgado, un ambiente de agradable umbría, con altas palmeras, cipreses, naranjos, cidros y limoneros con un templete en el centro que albergaba una fuente cuya taza, visigoda, se conserva hoy en una fuente más moderna. Así era el patio hasta 1618 en que se derribaron sus galerías de poniente para construir la parroquial del Sagrario conservándose en la actualidad las galerías norte y levante.

Hoy día se sigue conservando, como fuente ornamental , una pila bautismal que hace de taza en la fuente y que es de época visigoda, presentando una ornamentación de rosetas con círculos secantes y una tosca talla a bisel ¿Sería la pila bautismal de una iglesia visigoda que supuestamente habría en ese lugar? Por diversos testimonios tenemos noticias de que, cuando los musulmanes entran en Sevilla, había al menos tres templos cuyos nombres conocemos: la basílica de la Santa Jerusalem, la iglesia de San Vicente y de las Santas Justa y Rufina. Quizás la mezquita musulmana se construyera sobre los restos de alguna de estas iglesias visigodas lo cual explicaría la existencia de capiteles visigodos en las ventanas de la Giralda. La pila bautismal es de mármol, de planta poligonal, y no debe relacionarse con la pila de abluciones que hubo de tener la mezquita aljama de Sevilla que ocupó el solar donde hoy está la catedral.

En cualquier caso esta pila bautismal es uno de los escasos vestigios que nos quedan en Sevilla de la civilización que dio a la ciudad figuras tan señeras como los santos Isidoro (que presidió el IV Concilio de Toledo) y Leandro (conversor al catolicismo de san Hermenegildo) que hicieron a la ciudad vivir una de sus épocas intelectualmente más gloriosas. Esos santos hermanos, que junto a sus otros dos hermanos san Fulgencio y santa Florentina aparecen en la portada del Bautismo de la catedral sevillana, crean una escuela eclesiástica que convierte a Sevilla en la capital cultural de los visigodos y aquí completan sus estudios entre otros san Ildefonso de Toledo y san Braulio de Zaragoza. Prueba de esa importancia cultural la dan la existencia las iglesias ya citadas y la reunión en Sevilla de dos Concilios episcopales en la iglesia de Santa Jerusalén, considerada como la primera catedral hispalense además de la iglesia de San Vicente (lugar que la tradición señala como primer enterramiento de San Isidoro) y otra en el campo de los Mártires, sobre el enterramiento de las hermanas Justa y Rufina. Fue en el II Concilio de Toledo de 527 cuando se decidió fundar las llamadas Escuelas “in domo ecclesiae sub episcopali praesentia” para la formación de los adolescentes que deseaban ser al sacerdotes. Sevilla fue la ciudad en que esta disposición se llevó a cabo con más firmeza y acierto gracias a san Leandro.

“A la escuela de Sevilla acudía lo mejor de todas las diócesis de España: en sus aulas se acogían clérigos despejados enviados por sus obispos, príncipes godos o patricios hispano-romanos. Pero entre todos descollaron Braulio e Ildefonso. Los dos llegaron a la santidad, el primero como obispo de Zaragoza y el segundo de Toledo. También el clérigo Redempto, que dejó un relato de los últimos días de la vida de san Isidoro; y Bracario, que ocupó también la sede hispalense”[1].

Sobre una de las iglesias extramuros, al parecer sobre la basílica visigoda dedicada a San Vicente y de la cual se conserva el baptisterio junto al muro septentrional del que debió ser Patio de Armas del primitivo alcázar (hoy Patio de Banderas), fue donde en tiempos de Abd al-Rahman III se decidió construir el Dar Al-Imara , el Palacio del Gobernador, germen inicial del hoy Alcázar de la ciudad[2]. Estos restos del baptisterio están rodeados en sus cuatro caras por un pequeño recinto de unos dos metros de lado y la piscina bautismal para el rito de la inmersión practicado también en aquellos tiempos y que allí se conserva es todo el vestigio monumental visigodo que se puede encontrar en Sevilla de una época que fue tan brillante como poco conocida. Tal vez algunos de los capiteles que hoy podemos ver en diferentes zonas del Alcázar procedan de esta primitiva basílica visigoda dado la afición al saqueo y reutilización de elementos arquitectónicos usados por el arte islámico en el cual el empleo de material de "acarreo" es una constante. No se sabe con exactitud donde estuvo el palacio visigodo de Sevilla, aunque todos los indicios apuntan a la zona de la calle Corral del Rey, cerca de la actual parroquia del Salvador sobre la cual se construyó la mezquita de Ibn Hadabas y en pleno corazón del que fue foro romano.

Terminamos con unas palabras que Santiago Montoto dedica a la Sevilla visigoda en su Biografía de Sevilla: “Ahora (Sevilla) será foco de intercambio, recogerá en su seno las corrientes del saber que llegan de África y las que traen del Oriente los imperiales, y fundidos con las características de los hispano-romanos, se convertirá en archivo de la cultura española con san Leandro y san Isidoro, salvando todo lo bueno y noble de lo antiguo para incorporarlo a la civilización de los germanos, que al invadir a España, marcaron un nuevo hito, una nueva edad en la historia patria”. La Sevilla visigoda no fue la capital política ni administrativa del reino pero si que fue la metrópolis de las ciencias y de las letras.


[1] ROS, Carlos: Desde el balcón de la Giralda. Rodríguez Castillejo, Editor. Sevilla 1991. Pag 38
[2] El primitivo Alcázar Dar Al-Imara se levantó extramuros después del año 913 como consecuencia del levantamiento de la población contra el gobernador Umayya y posterior recuperación de la ciudad por las tropas de Abd al-Rahman III. Los muros de este primitivo alcázar se pueden observar en la Plaza del Triunfo, en la calle Romero Murube y en el interior del alcázar en el patio del León.

LA PORTADA DEL MUSEO DE BELLAS ARTES

La actual portada que luce nuestro Museo Provincial de Bellas Artes, segunda pinacoteca de España en importancia tras el Museo del Prado, pertenece a la iglesia del que fue Convento Casa Grande de la Merced Calzada, gran parte de cuyo edificio se conserva como Museo desde que el siete de octubre de 1837 se otorga a la ciudad el edificio para la instalación del Museo de Pinturas aunque hasta el año 1846 lo tuvo que compartir con la Sociedad de Amigos del País tras la desamortización de que fue objeto como consecuencia del famoso Decreto Desamortizador de 25 de julio de 1835 promovido por el gobierno de D. Juan Álvarez Mendizábal. Para formar la actual plaza del Museo se derribaron dependencias conventuales que pertenecían al noviciado, siendo inaugurada en octubre de 1846 y colocándose en ella una fuente y estatuas procedentes del Palacio Arzobispal de Umbrete y elementos procedentes de Itálica. El arquitecto que diseña esta primera plaza fue Balbino Marrón, que también diseño la primitiva fachada neoclásica que lució el Museo desde 1856 hasta que en el período de 1942-45 se sustituye por la actual fachada neobarroca obra del arquitecto Antonio Delgado Roig.

La portada está estructurada en dos cuerpos presentando un par de columnas pareadas decoradas con el escudo de la Merced en el primer cuerpo y apareciendo en el segundo cuerpo un conjunto escultórico que representa a la Virgen de la Merced flanqueada por el fundador de la Orden San Pedro Nolasco y por el rey Jaime I (patrocinador de la Orden). Remata la portada un escudo de la Orden mercedaria. El autor de la portada es Miguel de Quintana, aunque el maestro siguió el diseño que le proporcionó el entonces comendador del convento, fray Francisco Bartolomé de Roxas. Se fecha la portada en el año 1792 y estuvo ubicada a los pies de la nave de la iglesia, en la actual calle Gravina. Se trasladó al actual lugar durante las obras de restauración y consolidación que se efectuaron en el Museo entre los años 1942-45 y que consistieron, además de la colocación de la actual portada, en la reparación de las cubiertas, incorporación al Museo de la antigua sacristía y la construcción de la actual fachada neobarroca sustituyendo a otra anterior decimonónica de corte neoclásico que ya hemos citado. Las obras estuvieron a cargo del arquitecto don Antonio Delgado Roig actuando bajo la supervisión de Joaquín Romero Murube.

La Orden Mercedaria, fundada por san Pedro Nolasco el 10 de agosto de 1218, se dedicaba fundamentalmente al rescate de cautivos y tuvo en Sevilla además de este convento otro en San Laureano y otro en calle San José, del que se conserva la iglesia y que pertenecía a la rama de los mercedarios descalzos. La rama femenina también estuvo representada con el de la Asunción (desaparecido) y el de San José (subsiste en el barrio de san Bartolomé) ocupando actualmente también las mercedarias el antiguo convento de Santiago de la Espada de los clérigos regulares de la Orden de Santiago . En la actualidad los frailes mercedarios ocupan el templo de San Gregorio, que fue antes Colegio de los jesuitas dedicado a la enseñanza de ingleses católicos.

22.9.06

HITOS EN LA DESTRUCCIÓN DEL PATRIMONIO ARTÍSTICO SEVILLANO

Fechas claves en esa destrucción (dejando aparte fenómenos naturales a nadie directamente imputables como incendios, inundaciones o terremotos) son:

1810: Ocupación francesa de la ciudad, que so pretexto de modernizar y abrir plazas y espacios públicos derriba dos parroquias mudéjares (Santa Cruz y La Magdalena) y el convento de monjas agustinas de La Encarnación además de ocupar conventos para usarlos como cuarteles y cuadras, con el consiguiente destrozo.

1835-36: Desamortización de Mendizábal, que declara extinguidos, con algunas excepciones, todos los monasterios, conventos, colegios, congregaciones y demás casas de religiosos de ambos sexos, adjudicándose el Estado sus bienes y ordenando su venta (Decreto de 9 de marzo de 1836). Sin entrar a valorar la oportunidad, necesidad o urgencia de las medidas desamortizadoras no cabe duda de que cuantitativamente es el atentado más tremendo al patrimonio histórico-artístico de toda la historia. Serían innumerables los ejemplos citando sólo como muestra la desamortización de la Casa Grande de la Merced (hoy felizmente Museo), la Cartuja de las Cuevas y los conventos femeninos de Pasión y Santa María de Gracia (dominicas), de Belén (carmelitas), Dulce Nombre y Nuestra Señora de la Paz (ambos de agustinas y hoy conservados como sede canónica de cofradías) y los de San Miguel y Justa y Rufina, ambos de franciscanas concepcionistas.

1868: Revolución de septiembre, que aparte de algunas capillas (sirva de ejemplo la de los marineros de calle Pureza) y algunos conventos femeninos como el de Santa María de las Dueñas (cistercienses), el de la Purísima Concepción (franciscanas concepcionistas), el de la Asunción (mercedarias) y el de Consolación (mínimas) también se llevó por delante, como más significativo, la parroquia de San Miguel (mudéjar) y el Oratorio de San Felipe Neri, templo de los más ricos en patrimonio artístico y espiritual y de los cuales sólo nos queda su recuerdo en el nomenclátor de sus respectivas calles. También las murallas y la mayor parte de las puertas de la ciudad cayeron bajo la fiebre revolucionaria.

1931-32: Segunda República española, cuya proclamación fue "celebrada" por grupos de incontrolados quemando la capillita del señor San José y el colegio jesuítico de Villasís, asaltando asimismo el Buen Suceso e impidiendo la fuerza pública mayores desmanes (sucesos de mayo de 1931). En 1932 la ola anticlerical y pirómana vuelve a actuar esta vez quemando San Julián en el mes de mayo perdiendo la cofradía de la Hiniesta sus imágenes primitivas.

1936: Inicio de la Guerra Civil, el dieciocho de julio, con incendios de edificios religiosos siendo un caso muy significativo San Julián, que ardió por segunda vez en pocos años, Santa Ana, San Gil, Omnium Sanctorum, San Juan de la Palma, San Román, San Roque, San Bernardo, San Marcos, Santa Marina, Montesión, Las Salesas, La O, San Bernardo, convento de San José de mercedarias y la iglesia de Nuestra Señora de los Dolores, sumando un total de dieciséis edificios religiosos quemados o saqueados.

Cada una de estas fatídicas fechas dejó su huella en la destrucción y derribo de iglesias y conventos, que antes sólo hemos bosquejado perdiéndose un patrimonio por desgracia ya irrecuperable. Pero no sólo estos sucesos revolucionarios han contribuido a la desaparición de parte de nuestro rico patrimonio. Hay que añadir la especulación tremenda del suelo en los años del desarrollismo (década de los años 1960) en los cuales y supeditadas las decisiones políticas urbanísticas a fuertes intereses económicos aún no explicados del todo desaparecen también muy importantes edificios, en este caso la mayoría de carácter civil como la casa-palacio de Miguel Sánchez-Dalp y la de los Solis en la plaza del Duque junto a la de los Condes de Gelves en la plaza de la Magdalena sobre cuyos solares hay hoy día centros comerciales y barrios como San Julián que cayeron en gran parte bajo la piqueta. Si en la primera mitad del S. XX era frecuente ver a Alcaldes y autoridades varias empuñando la piqueta para iniciar obras de derribo, dejándose fotografiar como el cazador que se fotografía junto a su presa, hoy este espectáculo resulta imposible y ninguna autoridad alardearía de haber comenzado el derribo de un bien inmueble.

Pero todo no es de color negro. La aparición en nuestros días de asociaciones dedicadas a la defensa y divulgación del Patrimonio están haciendo una gran labor en evitar desmanes como los relatados, lo cual unido a la gran preocupación de los ayuntamientos democráticos por estos temas y por las instituciones públicas que han invertido e invierten cantidades muy importantes en procesos rehabilitadores (léase Junta de Andalucía, Diputaciones, Ayuntamientos) han hecho resurgir de sus cenizas edificios que se daban por perdidos. La Expo del 92 dio un fuerte impuso al proceso restaurador que ya venía con fuerza de algunos años atrás. La Cartuja de las Cuevas (conjunto monumental feliz aunque polémicamente restaurado y puesto posteriormente en uso), Hospital de las Cinco Llagas, Palacio de San Telmo, Casa de Mañara, Palacios de Altamira y de los marqueses de la Algaba, Casa de las Columnas y de las Sirenas, Museo de Bellas Artes, monasterio de San Jerónimo, convento de los Terceros, parroquias como San Isidoro, San Andrés, San Bartolomé, Magdalena, San Lorenzo, San Vicente y otras que están en fase final como San Román y barrios casi enteros como San Bartolomé, el propio Ayuntamiento de Sevilla y algunos edificios más en los que iniciativa privada ha tomado la responsabilidad de restaurar como el Hospital del Pozo Santo o el de Venerables lucen hoy con un esplendor que se daba por perdido. El ejemplo ocurrido con el segundo templo de la ciudad, el del Salvador, en el que todas las administraciones han reaccionado ofreciendo su colaboración al tener que cerrarse al culto por peligro para los fieles, es significativo de la conciencia que hoy existe sobre la importancia de la conservación de nuestro patrimonio.
Jesús Luengo Mena

LA PLAZA DE SAN FRANCISCO

La plaza de San Francisco tuvo rango de plaza Mayor de la Ciudad desde el siglo XIII, con la Reconquista de Fernan­do III (1248). De esa época databa el convento del mismo nombre, que ocupaba todo el espacio y aledaños de la hoy Plaza Nueva, convento que fue derruido a mediados del S. XIX . La imagen de plaza porticada, la mantuvo hasta la primera década de la anterior centuria, si bien des­de 1858 existían proyectos para acabar con los soportales, con el pretexto de ali­near la acera entre las calles Chicarreros y Hernando Colón. Al final se derribaron los soportales y no se alineó la plaza, en bene­ficio de los propietarios. La plaza tuvo fuente desde 1416, reno­vada en 1578, 1717 y 1850, cuando la pri­mitiva pila llamada de Mercurio fue susti­tuida por la del Pato, hasta 1881 en que fue trasladada a la Alameda de Hércules. En 1977 volvió la fuente de Mercurio a ser instalada delante del Banco de -España. Fue enlosada en 1432, empedrada en 1576 y adoquinada en 1866. Tuvo luz de gas en 1891, y eléctrica desde 1902. Entre 1910 y 1927, hubo dos kioscos de agua en el cen­tro de la plaza, que también sirvieron de control para el servicio de tranvías. Las -aceras se construyeron entre 1907- 1918. La plaza de San Francisco registró trece cambios de nombres entre 1812 y 1980. Pero siempre fue llamada de San Francis­co por el pueblo, al margen de los cambios políticos. (Constitución en 1812, 1820, 1835, 1840 y 1874; Fernando VII, en 1814; Rey, en 1823; Isabel II, en l833 y 1836; Li­bertad, en 1873; República, en 1931; Falange Española, en 1936; y de San Francisco, desde 1980, como lo había sido desde el siglo XIII hasta 1812).

21.9.06

RUTA POR LA CALLE SAN LUIS


Se inicia la ruta desde la parroquia de Santa Catalina, buen ejemplar del estilo gótico-múdeajr del S. XIV y sede de la Hermandad de su nombre. Podeís seguir en dirección a la Macarena por la calle Bustos Tavera, en la cual os encontraréis con la iglesia del exconvento de la Paz, sede de Hermandad de la Mortaja. Siguiendo por la calle saldréis a San Marcos, templo de igual estilo que el anterior. Podéis asomaros a la placita posterior a la parroquia, de un especial encanto y que nos asombra con la fachada de la iglesia conventual de Santa Isabel.

Volvemos a San Marcos y todo en línea recta, por San Luis, llegaréis a la mejor iglesia barroca de la ciudad y casi de Andalucía. Se trata de la antigua iglesia jesuítica de San Luis de los Franceses, con magnífica cúpula y retablos barrocos, todo del S. XVIII. Saliendo de nuevo a la calle y en dirección a la Macarena podréis visitar otra iglesia gótico-mudéjar, la de Santa Marina, del S. XIII y sede de la Hermandad del Resucitado. Pasando por la plaza del Pumarejo llegaréis al final de la ruta en la Macarena. Allí os encontraréis con los restos de la muralla de época almohade mejor conservados de la ciudad (S. XII) y sobre todo la iglesia de San Gil (S. XIII) y la basílica de la Esperanza Macarena (S. XX), de obligada visita tanto la iglesia como su Sala de Exposiciones, donde os maravillaréis con el patrimonio procesional y enseres de esta Cofradía tan señera entre las muchas de la ciudad. La zona tiene abundantes bares para recobrar fuerzas pero no todos son de calidad. Frente a la basílica, cruzando la calle, está el Parlamento andaluz, antiguo Hospital de las Cinco Llagas y también frente a la basílica, de esquina, hay un bar bastante recomendable.

De coche, ni hablar. ¡ Buena visita y que os aproveche¡

VISITA A LA JUDERÍA DE SEVILLA

RUTA DE LA ANTIGUA JUDERÍA

Se trata de visitar el barrio de San Bartolomé, que fue uno de los dos barrios que formaron la antigua Judería sevillana (Santa Cruz y San Bartolomé). Podéis comenzar la visita en la Puerta de la Carne y por la calle Santa María la Blanca visitar la iglesia de dicho nombre, antigua sinagoga y decorada en barroco en el S. XVII y con un cuadro de Murillo. Seguir por la calle San José donde encontraréis a la derecha la iglesia del Señor San José (antiguo convento mercedario y hoy del Opus Dei) y a la izquierda el convento dominico de Madre de Dios, que tiene los enterramientos de la esposa e hija de Hernán Cortés.

Al final de la calle veréis la parroquia de San Nicolás, con buena colección de retablos y sede de la Hermandad de la Candelaria. Doblando a la derecha entráis en la calle Conde de Ibarra, con buenas casas-palacio y llegaréis a la plaza de las Mercedarias, así llamada por el convento mercedario de religiosas que hay en la plaza. Allí también veréis el convento de la Visitación de la Orden de Las Salesas, de estilo moderno. Enseguida saldréis a la calle Levíes en donde a la izquierda veréis la Casa de Miguel de Mañara, hoy sede oficial de una Dirección General de la Junta de Andalucía. Si volvéis sobre vuestros pasos, en la misma calle Levíes frente a la modesta portada del convento mercedario se halla el famoso local “La Carbonería”, algo cutre para mi gusto pero local emblemático para la progresía sevillana sobre todo en los años de la transición política a la democracia. Si hacéis un descando para tomar algo, al recobrar fuerzas podéis segiuir por la calle Levíes de nuevo buscando la parroquia de San Bartolomé y vsitarla, si la encontráis abierta. Es uno de los escasos ejemplos de arquitectura neoclásica de nuestra ciudad. Allí podéis dar por terminada la ruta, buscando la salida a la Ronda histórica yendo por calle San Clemente y Cano y Cueto u otras aledañas. Regresando a la zona de la Puerta de la Carne dos recomendaciones: Casa Modesto (bar con excelente tapeo) o comprar unos buenos cartuchos de “pescaíto frito” en la freiduría de la Puerta de la Carne (el olor a adobo os guiará) y tomarlos sentado en el bar aledaño.