28.9.11

EL PATRIMONIO HISTÓRICO ANDALUZ: LOS SIGLOS XIX Y XX

Pasado el esplendor del barroco, los dos últimos siglos nos parecen pobres, especialmente el S. XIX en lo referente a obras artísticas. En lo referente a Sevilla (aunque este proceso puede valer para toda Andalucía) son años en los que se sufre la invasión francesa (1808-1812) que resultó fatal para el patrimonio artístico andaluz. Con aires de pretendida renovación se derriban iglesias y conventos de época medieval y barroca y se habilitan conventos y monasterios como cuarteles, cuadras y almacenes con el consiguiente destrozo de retablos, cuadros y esculturas además del pillaje a que somete a la ciudad el mariscal Soult, que se lleva de Sevilla muchísimas obras de Murillo, Zurbarán, Valdés Leal y otros buenos pintores (como ejemplo sirvan los Murillo del Hospital de la Caridad, capuchinos o de Santa María la Blanca que jamás volvieron a la ciudad.
Otro ataque importante al patrimonio fue la desastrosa desamortización de Mendizabal (1834) que vació conventos y monasterios de obras de arte y se perdieron edificios de gran valía. Por si fuera poco, a partir de la revolución de 1868, se produce otra oleada de "modernidad" que derriba las murallas y puertas de la ciudad. Pero no todo es negativo para el patrimonio: se construye el Puente de Isabel II (Triana) que fue el primer construido en la ciudad para sustituir al medieval de barcas, se hacen mercados de abastos, el cementerio de S. Fernando, plazas como la Nueva y en general se presta más atención a la salubridad pública empedrando las calles, levantando aceras y creando zonas verdes y paseos (jardines del Cristina). La universal Feria de Abril de Sevilla es creación del S. XIX.
Ya en el S. XX hay dos acontecimientos fundamentales para la ciudad de Sevilla: la Exposición del 29 y la del 92. El legado de ambas es esencial para la configuración actual de Sevilla no sólo en los monumentos y edificios legados sino en los ensanches viarios que se realizaron, la modernización de la red de carreteras, etc. Durante el primer tercio del S. XX se da en Andalucía y especialmente en Sevilla un estilo arquitectónico llamado "regionalista" o historicista. Consiste en inspirarse en los estilos históricos que se han dado en la ciudad (mudéjar, renacimiento y barroco) y recrear esos estilos en los edificios del S. XX (neomudéjar, neorenacimiento, neobarroco) por entender que esos estilos son los "propios" de nuestra tierra (conservadurismo). Con esas ideas trabajan Aníbal González, Juan Talavera y Heredia, José Espiau y Muñoz y otras grandes arquitectos que embellecieron Sevilla con sus edificios (Plaza de España, Plaza de América, Edificio Telefónica, Hotel Alfonso XIII). De la Exposición Iberoamericana se conservan numerosos pabellones en el parque de María Luisa y el propio parque (inaugurado en 1914), que fue el recinto donde se instaló la Expo. En otros artículos de este blog se da cumplida cuenta de ellos.
El otro legado importante para la ciudad ha sido la Expo´92 celebrada en la isla de la Cartuja. Aparte de los propios pabellones que se conservan, la ciudad ha cambiado de aspecto: puentes, estaciones, carreteras, aeropuerto nuevo, avenidas y otros muchos equipamientos han dejado a Sevilla dispuesta para afrontar el s. XXI. Como nombre de artista del S. XX destacamos al genial malagueño Pablo Picasso, aunque desarrolló gran parte de su obra en Barcelona y en París.

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